Los campos akásicos y la dinámica evolutiva del universo.
Los campos akásicos y la dinámica evolutiva del universo.
Ervin László
septiembre 7, 2012 por djxhemary.
Ervin László
Dos veces candidato al Nobel de la Paz, este físico y filósofo de la
ciencia húngaro aboga por “una cultura más ética”, desde un “interés
transdisciplinar”.
Por Ima Sanchis
La dinámica de la evolución
Niño prodigio, virtuoso del piano, el húngaro Ervin László (Budapest,
1932) debutó a los nueve años con la Filarmónica de Budapest. Dos veces
nominado para el Premio Nobel de la Paz, este doctor en Filosofía de la
Ciencia con cuatro doctorados honoris causa creó el Club de Budapest, un
laboratorio de ideas para un mundo más ético, y la Universidad del
Cambio Global, que opera por Internet y ofrece un programa de graduación
en economía, arte y religión. Tiene 75 libros publicados, entre ellos
El cambio cuántico: cómo el nuevo paradigma científico puede transformar
la sociedad , El cosmos creativo y La revolución de la conciencia ,
editados por Kairós. Sus investigaciones le han llevado a defender la
existencia de un campo cósmico de interconexiones que conserva y
transmite información. “La política de partidos está obsoleta, en el
futuro las personas se auto organizarán en grupos –señala–. Creo en una
realidad superior que puede incorporarse dentro del conocimiento
científico”.
Concertista de piano, filósofo, físico…
Mi interés es transdisciplinar. De lo físico surgió lo biológico y más
tarde lo social, psicológico, político. Es todo un continuo y yo siempre
he querido entender qué proceso hay detrás de todo ello y cuál es
nuestro lugar dentro de ese proceso.
Y fundó el Grupo de Investigación sobre la Evolución General.
Quería saber más y era consciente de que solo no lo iba a conseguir,
así que reuní a un grupo de científicos y pensadores para desarrollar
una nueva teoría general de la evolución que iluminara el camino de un
mundo mejor en respuesta a la rápida proliferación de armas nucleares.
Y el Club de Budapest (1993).
Para cambiar el rumbo de nuestro mundo (insostenible, polarizado e injusto) y encaminarlo hacia la ética y el humanismo.
Los líderes no estaban dispuestos a hacer nada. Nosotros, científicos
de distintas áreas, defendíamos otro tipo de crecimiento, que hoy llaman
sostenible, y teníamos claro que necesitábamos líderes de opinión para
difundirlo. Entre los primeros miembros estaban el Dalái Lama, Milos
Forman, Mijaíl Gorbachov, Yehudi Menuhin, Rostropóvich, Arthur Clarke,
Desmond Tutu. Ahora ya somos sesenta.
¿Y ha encontrado una teoría científica que sustenta esa lucha?
Creo que hay un campo de información como sustancia del cosmos del que
participamos todos. Esa dimensión que no se puede observar pero que es
real hace que todas las cosas se conecten entre sí y es también una
memoria: cuando algo tiene lugar, la información permanece en esa
dimensión.
Lo ha llamado campo akásico.
Hace 5.000
años los sabios hindúes, aparte de los cuatro elementos (aire, fuego,
tierra y agua), definieron un quinto que los contiene a todos: akasa ,
matriz de toda materia y fuerza del universo. Me di cuenta de que esa
idea era la que yo intentaba definir como campo psíquico profundo y le
cambié el nombre. Hoy muchos científicos trabajan con ella.
¿Tiene bases científicas?
Sí, tengo varios libros publicados que ahondan en ello. El campo
akásico crea coherencia entre los distintos campos (electromagnético,
gravitatorio, nuclear, cuántico y el de Higgs) y explica los misterios
que las diversas ciencias compartimentadas no son capaces de explicar,
por ejemplo: no se entendía cómo organismos complejos se transformaban
en otra especie, capacidad sin la cual todavía seríamos algas marinas.
Las llaman mutaciones espontáneas.
Fred Hoyle, reconocido cosmólogo y físico inglés, calculó la
posibilidad de ese azar: “Equivale a que un huracán entre en un desguace
y que su paso deje un avión montado”.
Todo está autoorganizado. Otros científicos y yo creemos que el campo akásico está implicado en la evolución de los universos.
¿Cómo evolucionan los universos?
Nacen unos de otros. Al big bang se le llama ahora el big bounce (el
gran rebote). Un universo como el nuestro va expandiéndose hasta que se
colapsa y empieza a contraerse hasta una dimensión cuántica, toda la
materia del universo acaba en la cabeza de un alfiler, y entonces la
fuerza de expansión es tan fuerte que ocurre una explosión que crea
nuevos universos.
¿Y vuelta a empezar?
La información
que se ha generado en este primer universo es heredada por el segundo,
de la misma manera que un cigoto tiene la información de los padres. El
campo akásico es holográfico, la información de toda la imagen está en
cualquier punto. Todo está conectado y nada desaparece.
Entonces, usted o yo, ¿contenemos toda la información del universo?
En un estado alterado de conciencia podemos acceder a esa información
que no está en el cerebro pero que este es capaz de capturar. El gran
error del mundo moderno ha sido considerar que todo lo que no se puede
oír, tocar o ver es una ilusión. La realidad fundamental no es
observable directamente. Por ejemplo: si tiro una lapicera observo cómo
opera la gravedad, pero no puedo ver el campo gravitatorio, sólo el
efecto. Todas las fuerzas de la naturaleza están en esa dimensión más
profunda y sólo observamos los efectos. Yo baso mi teoría en la física
cuántica, en las observaciones biofísicas de los seres vivos, en la
psicología transpersonal y en la cosmología que estudia los multiversos.
¿Cómo explica la convulsión actual?
Es parte de la dinámica de la evolución, cuando se alcanza un punto
crítico, el punto de bifurcación, el sistema o bien se desmorona o bien
se reorganiza de otra manera para estabilizarse.
Estamos en ese punto crítico.
La Tierra es como una nave espacial con una tripulación de 7.000
millones de personas. Recibe energía del Sol pero no materia, por tanto
la regla es sencilla: hay que reciclar, vivir en armonía entre nosotros y
con el planeta, crear una cultura más ética.
Club de Budapest
http://www.clubofbudapest.org/p-amb-laszlo.php
http://worldshift2012.org/
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